Los más populares son Internet Explorer, Mozilla
Firefox, Safari, Opera y Google Chrome. Algunos navegadores vienen integrados
ya en el sistema operativo de los ordenadores como es el caso de Internet
Explorer en Windows.
Debemos saber que cada navegador es un mundo
diferente, es decir posee unas características diferentes de seguridad,
rapidez, opciones, etc. Esto provoca que cuando buscamos la misma página web en
diferentes navegadores los resultados puede que no sean los mismos (diferentes
colores, diferente rapidez al cargar la página, etc.), incluso puede que una
misma página web esté disponible para unos navegadores y para otros no.
Por tanto este tipo de sistemas nos van a determinar
la búsqueda y la seguridad de las operaciones que realicemos, cuestiones
relevantes para cualquier usuario de Internet.
Pero, ¿cómo funcionan los navegadores?
El navegador se comunica con el servidor a través del
HTTP que es “Hypertext Transfer Protocol”, en español “Protocolo de
Transferencia de Hipertexto”, que es un conjunto de reglas acordadas para
transferir texto con atributos propios de Internet. Posteriormente se pide el
archivo solicitado en código HTML que es el lenguaje estático usado para
estructurar una página web y especificar su contenido (título, párrafo, barra
lateral, etc.). Finalmente se interpreta y lo muestra en pantalla para el
usuario.
Otro de los conceptos que todo cibernauta debería de
conocer es Javascript que es el lenguaje dinámico que las páginas webs usan
para ser interactivas (cambiar el contenido sin que recargue la página, etc). Y
el CSS que es la manera que tienen los desarrolladores de especificar el
formato de la página (colores, fuentes, tamaños, etc.). Estas tecnologías son
importantes porque son abiertas y todos los navegadores las interpretan.